jueves, 25 de octubre de 2012

15 Octubre: Día Mundial de la Muerte Perinatal y Neonatal


                                       


  En la entrada  El Amor y otras cosas imposibles   os hablaba de cómo  "la  aceptación social del trauma influye en la recuperación emocional y psicológica para estos padres que han visto interrumpidos su maternidad-paternidad, que  necesitan sentir validada su pérdida, tener espacios dónde expresar sus sentimientos, y que estos no sean negados o minimizados su relevancia; la importancia en su proceso de recuperación también les ayudará contar con rituales".

Por este motivo quiero informaros que el ya pasado 15 de Octubre fue el Día Mundial de la Muerte Perinatal y Neonatal. En España dos asociaciones celebran también la Semana Internacional de Conmemoración de los bebés fallecidos durante o después del Embarazo, a través de un acto en el que se juntan padres, familiares, amigos, personas que quieran ofrecer su apoyo y presencia a las personas afectadas por estas pérdidas, para la suelta de globos y una ceremonia con velas, en conmemoración de los bebés fallecidos durante y después del embarazo.

Me refiero a Umamanita, cuyo cartel anunciador os muestro más arriba, y que celebraron este encuentro el pasado 20 de Octubre en Madrid. Sin embargo, Petits amb Llum, en Barcelona, ha retrasado su Segunda Díada prevista inicialmente para el mismo día, al próximo Domingo 28 de Octubre, a las 11h de la mañana hasta las 13horas, en Casal d’Entitats Mas Guinardó. Plaça Salvador Riera nº 2.


Con estas palabras nos hacen su propuesta de apoyo a los familiares por sus pérdidas, y en conmemoración a estos bebés: "Un día dedicado a homenajear a todos los bebés que dejaron la Tierra para jugar entre las nubes.Ante este hecho triste nos vestimos de alegría y te invitamos a pasar la tarde entre dulces y música. Nos encantaría que nos acompañases en este día para el recuerdo. Con tu ayuda seguro que podemos volver a darles a nuestros petits la llum (la luz) que se merecen".

Personalmente me parece un acto bellísimo, en el que poder expresar los sentimientos de pérdida por un bebé que se fue tempranamente y que con su partida dejó una huella imborrable para sus padres, que sin embargo en ocasiones se ven obligados a negar la relevancia de ésta en sus vidas, y a continuar "como si nada hubiera sucedido", en una sociedad en la que no sienten reconocida la inmensidad de su pérdida más allá de las primeras semanas de ésta.

Considero esencial la difusión de estos actos rituales en conmemoración de estos bebés, que existieron, y que se fueron dejando una maternidad y una paternidad interrumpida. Y sería muy beneficioso que no sólo tuviera lugar en capitales y grandes ciudades, sino en cada provincia española, para poder facilitar su participación a las personas que lo deseen.

¡¡ Os invito a ir a dar vuestro apoyo, el 28 de Octubre, en Barcelona, a quiénes necesitan de la sensibilidad y empatía de sus conciudadanos, en reconocimiento a la pérdida de su bebé antes de nacer o al hacerlo !!. Rituales como éste pueden constituir un paso más en la sanación del duelo.

El Amor y otras cosas imposibles




Las pasadas  fiestas navideñas visioné esta película que me produjeron sensaciones y sentimientos que no quiero olvidar. Os hablo de "El Amor y otras cosas imposibles".


Es una película especialmente conmovedora y que recomiendo a aquellas madres y padres, de familias reconstituidas o ensambladas (con madrastra/padrastro e hijastros) y para parejas que han perdido un hijo recientemente (expone la pérdida de un hijo en el período neonatal, a los pocos días de su nacimiento).

Nos habla de las dificultades de los vínculos, de su creación, del amor, de la superación de un duelo por muerte perinatal y por aborto, de la construcción de una familia nueva.

Es una película para compartir en pareja, en familia, con los niños. Puede ayudar a exteriorizar sentimientos y a hablar de lo no dicho, lo callado, lo aparentemente superado, de los dolores y miedos en las relaciones.

Especialmente quiero resaltar una escena del film: un encuentro con una liberación de globos al cielo. En esta congregación de personas se reunen  padres, abuelos, hermanos, amigos y seres queridos de  bebés fallecidos en el período gestacional y neonatal, a modo de conmemoración y recuerdo de ese ser tan querido, que unos padres y una familia han perdido, buscando darles un lugar en su memoria (y en la memoria colectiva), un reconocimiento a su pérdida, recibir el afecto de otras personas sensibilizadas con esta pérdida, constituyéndose en un ritual que favorece la asimilación de la pérdida y la elaboración sana del duelo .

Como os decía en la anterior entrada del blog "Duelo gestacional: aparición del trauma cuando se complica":

La aceptación social del trauma influye en la recuperación emocional y psicológica para estos padres que han visto interrumpidos su maternidad-paternidad. Necesitan sentir validado su pérdida, tener espacios dónde expresar sus sentimientos, y que estos no sean negados o minimizados su relevancia. En su proceso de recuperación también les ayudará contar con rituales.


 Este es el trailer:






Duelo gestacional: aparición del trauma cuando se complica




Perder un hijo, durante el período gestacional, puede provocar un duelo complicado en los padres que han perdido a su bebé. De esto nos hablan M.Álvarez, M.A. Claramunt, L.G. Carrascosa y C.Silvente, en su libro "Las Voces Olvidadas. Pérdidas gestacionales tempranas".

Como ya hemos visto en anteriores entradas, el duelo por la pérdida de un hijo en el período gestacional, está relacionado con el duelo que se produce por la pérdida de ese embarazo.  

  Las autoras nos dicen: "Cuando se pierde un embarazo, el peor de los miedos se ha hecho realidad". Y como bien añaden, puede aparecer un sentimiento de culpa en el que se cuestionan si ellas han causado esta pérdida con su comportamiento y es importante atender a este sentimiento, si aparece en la madre, y poder trabajar con ella para elaborarlo.

Es importante conocer que si existen duelos no tratados o cuyo dolor no se han podido expresar y elaborar, esta nueva pérdida puede reactivar estos duelos previos no superados (o que han podido mantenerse cronificados), como por ejemplo: alugna muerte anterior (significativa para la persona), alguna separación o ruptura emocional (que haya dejado graves secuelas), la falta de una buena crianza... "Un aborto o un siguiente aborto después de otros previos puede abrir la Caja de Pandora: todo el proceso de búsqueda de un embarazo o de la maternidad puede salir a la luz, con todo su dolor, con cada una de las pérdidas juntas, con todo lo que se había silenciado durante los meses, a veces años, del proceso de búsqueda", resaltan las autoras.

Entre otros factores, veamos algunos que pueden favorecer la complicación de un duelo:

-Una pérdida traumática, repentina o no esperada.
-Más de una pérdida a la vez (sobrecarga del duelo).
-Duelos complicados anteriores.
-Una muerte "fuera de tiempo" (como es la muerte de un hijo/a).
-Historia personal: tipo de apego desarrollado (el apego seguro protegería), la existencia de una historia traumática (por ejemplo, en la infancia-adolescencia).
-El apoyo social  ausente.

Otros factores que también pueden estar afectando en la forma de vivir esta pérdida, cuando se refiere a un duelo gestacional son:

-La cantidad de tiempo que la pareja ha estado tratando de buscar el embarazo.
-Las experiencias del pasado de la persona.
-Su sistema de apoyo personal/familiar.
-La presencia de otros niños en su familia.
-Su personalidad.
-La cantidad de tensiones que tenga la persona en ese momento de su vida (independientemente de la pérdida gestacional, como pueden ser: problemas laborales, dificultades familiares, problemas económicos... entre otros).
-La edad de la persona que ha sufrido la pérdida.

Cuando se da un pérdida de un bebé durante el período gestacional, y especialmente en las primeras semanas de gestación, muchos padres sienten que no reciben ningún apoyo social. Pasado un tiempo inicial no sienten que se les reconozca su dolor emocional. De hecho hay madres que buscan hablar de esta pérdida y llegan a percibir que a las personas de alrededor les puede extrañar que verbalice sobre este dolor.
La aceptación social del trauma influye en la recuperación emocional y psicológica para estos padres que han visto interrumpidos su maternidad-paternidad. Necesitan sentir validado su pérdida, tener espacios dónde expresar sus sentimientos, y que estos no sean negados o minimizados su relevancia. En su proceso de recuperación también les ayudará contar con rituales (recomiendo el visionado de la película: "El Amor y otras cosas imposibles";  de la que próximamente os hablaré en el Blog) que les permita ir elaborando su duelo, vivenciando que sus emociones forman parte de su duelo, e ir dando pasos para continuar adelante tras la pérdida de su bebé.

Un duelo por la pérdida de un bebé puede llegar a desembocar en un Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), que requiere de un acompañamiento profesional que le permita a la persona sentirse acompañado en ese dolor, e  ir facilitando la recuperación de la normalidad de su vida.
Un TEPT puede producirse por cualquier evento que genero um gran impacto emocional en la persona (por ejemplo, hemos la existencia de esta dolencia emocional a través de películas/documentales referidos al 11S o 11M).

Como indica el DSM-IV (Manual de Diagnóstico de Trastornos Mentales) para diagnosticar la existencia de un TEPT deben de reunirse una serie de criterios diagnósticos conjuntamente (no sólo un grupo de ellos), y que todas esas alteraciones provoquen un malestar clínicamente significativo para la persona, o que lleven a un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes en la actividad/vida de la persona. Por ello no hay que confundirlo con el curso normal de las vivencias/emociones que pueden ir asociadas al transcurso del desarrollo de un duelo. En algunos aspectos pueden coincidir las experiencias vividas en un duelo, y más si éste se ha cronificado, con la sintomatología de un TEPT, pero el TEPT cuando aparece en el curso de un duelo, es ante duelos complicados y cronificados, no en el curso norma de un duelo no patológico.

Lo importante de esta información no es la "etiqueta" de esta dolencia, sino el conocer su sintomatología, para poder ser consciente de que la persona podría estar necesitando acompañamiento o intervención de un profesional.

Veamos primero, a titulo informativo (nunca substituible por la valoración de un profesional experto: tanto en la evaluación como en la posterior intervención), cómo el DSM-IV define la existencia o no de un TEPT genérico y posteriormente adaptaremos toda la sintomatología diagnóstica a uno relacionado con una pérdida gestacional.


CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (cuya existencia conjunta de todos los criterios, es necesaria para confirmarse su diagnóstico ¡¡  por parte de un profesional !! que lo valore):

Criterio A. La persona ha sido expuesta a un acontecimiento traumático en el que han existido conjuntamente 1) y 2):

1.La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás.
2. La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos.

Criterio B. El acontecimiento traumático es reexperimentado (o revivido) persistentemente, y se muestra a través de una (o más) de las siguientes formas (INTRUSIÓN)

1. Recuerdos del acontecimientos recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
2. Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento que producen malestar.
3. La persona actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de star reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos de flasback: escenas de corta duración que evoca eventos pasados).
4. Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
5. Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.

Criterio C. EVITACIÓN persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento (o no reacción) de la reactividad general de la persona (que no aparecía antes del suceso traumático), y que se ve en la aparición de tres (o más) de los siguientes síntomas:

1. Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
2. Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
3. Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.
4. Reducción acusada del interés o participación en actividades significativas.
5. Sensación de desapego o enajenación frente a los  demás.
6. Restricción de la vida afectiva (por ej., incapacidad para tener sentimientos de amor).
7. Sensación de un futuro desolador (p.ej. no espera obtener un empleo, casarse, formar una familia, o en definitiva, llevar una vida normal).

Criterio D. Síntomas persistentes de aumento de la ACTIVACIÓN FISIOLÓGICA (o arousal), (ausente antes del trauma), tal y como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:

1. Dificultades para conciliar o mantener el sueño.
2. Irritabilidad o ataques de ira.
3. Dificultades para concentrarse.
4. Hipervigilancia.
5. Respuestas exageradas de sobresalto.

Criterio E. Estas alteraciones (síntomas de los Criterios B, C y D) se propongan más de un mes.

Criterio F. Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Puede ser agudo (dura menos de tres meses) o hacerse crónico.



Las autoras de "Las Voces Olvidadas", agrupan estos tres tipos de sintomatología (intrusión, evitación y activación fisiológica) para explicar el TEPT en relación a la pérdida de un bebé en el período gestacional.
 Veamos la exposición que realizan:

1. Existen PENSAMIENTOS REPETITIVOS (por qué me pasó, fue porque estaba estresada, no me cuidé...), imágenes que aparecen y no se pueden sacar de la mente, flasbacks (la imagen de la ecografía, de la bata del ginecólogo, de la sangre, del pasillo del hospital, del reloj de la pared, de la sala, etc.). Y son INTRUSIVOS porque aparecen sin poder controlarlos.
2. Por otro lado, hay EVITACIÓN de todo lo que recuerde al trauma: desde el hospital, ver embarazadas o bebés, la matrona o ginecóloga, la ropita o juguetitos del bebé, incluso la toma de ciertas decisiones que tienes que ver con la pérdida, como por ejemplo querer que todo acabe ya.
3. Y finalmente se da una ACTIVACIÓN FISIOLÓGICA: lo que se refiere a estar más nerviosa (que antes de la pérdida traumática), irritable, no poder dormir o despertarse y no poder conciliar el sueño, tener más miedos, sudar, palpitaciones, inquietud.

Recordemos que para estar sufriendo un TEPT han de reunirse todos los criterios anteriores (1,2 y 3, en la intensidad sintomatológica que se enumera más arriba, en el DSM-IV, con sus criterios diagnósticos B, C y D, y además los de durabilidad y afectación en la vida de la persona de los criterios E y F, y con el cumplimiento igualmente de la definición del Criterio A). En este caso se hace urgente que la persona afectada reciba apoyo por parte de un experto, pues la pérdida gestacional o perinatal se ha convertido en algo serio para esa persona. A veces el TEPT puede hacerse más evidente durante los siguientes embarazos, pudiendo llegar a convertirse una simple ecografía en un estímulo desencadenante de una reacción de ansiedad.

El acompañamiento en un duelo (sea en un curso proceso "normal" de éste o aún mucho más cuando éste se complica, por ejemplo con la aparición de un TEPT) beneficiará tanto a la mujer como a su pareja/familia. En ocasiones es necesario un trabajo personal para llegar a la acomodación y adaptación de la pérdida.


Las autoras hablan de cómo además del trauma por la pérdida del bebé y de la vida planeada con él, se une a ésta la experiencia tenida en el centro sanitario (especialmente desagradable para algunas mujeres, en el momento de ser informadas de su pérdida o de ser intervenidas, por ejemplo, para un posterior legrado). Como resaltan: "Los profesionales sanitarios no reciben durante sus estudios formación en duelo, y menos aún sobre duelo gestacional y perinatal (...) Los profesionales se sienten incómodos y suelen tener prisa o parecen tener prisa, cuando para los padres ya está todo perdido, el tiempo se ha detenido. Los mismos profesionales, en su intento por animar o minimizar el impacto, pronuncian frases que duelen: eres joven, ya tendréis otro, tienes que ser fuerte, anímate, tranquilízate, si te pones así vas a acabar con una depresión...El trato recibido puede retraumatizar y complica más el duelo, fijándose en la rabia, por ejemplo".

Esto está cambiando lentamente, y ya hay hospitales públicos y privados en los que han realizado jornadas llevadas a cabo por expertos en Psicología Perinatal, lo que las mujeres que han de ser hospitalizadas para que les realicen una intervención ginecológica, tras un aborto, lo pueden sentir, en la sensibilidad de enfermeras, comadronas, ginecólogas y otros profesionales que trabajan alrededor del ámbito de la obstetricia las tratan en alguno de estos centros.

Es interesante uno de los capítulos del libro en el que habla de la Pedagogía de la muerte dónde habla de la falta de educación emocional para el afrontamiento de pérdidas por muerte (entre éstas la muerte gestacional), y la importancia de ésta no sólo para profesionales de la obstetricia, sino de la población en general, entre ellas en las mujeres embarazadas. Pues como resaltan: "UNO DE CADA TRES EMBARAZOS SE PIERDE, no es algo tan excepcional, y nadie ha sido preparado para ello"... "Nuesta sociedad tiene, cada vez con más intensidad y premura, la necesidad de formarse a nivel emocional, campo muy descuidado en nuestra cultura. En esta educación emocional cabría el tema de la muerte, y también específicamente de la muerte gestacional: qué es un proceso de duelo, sus fases, los sentimientos u pueden surgir y las maneras de afrontarlo" (...)"Sería de gran ayuda, no sólo para padres y las madres que pasarán por ello inevitablemente, sino también para los que tengan la suerte de no tener que vivirlo, para así saber entender, acompañar y ayudar mucho mejor a sus amigos, hermanos o familiares que experimentarán una pérdida. ¿Quién no conoce a alguien que lo haya vivido? ¿Quién no ha perdido un hermano, un sobrino, un primo, un vecino ... en gestación?.

Tras perder a tu bebé en las primeras semanas de gestación (2)





Una pregunta que muchas madres y padres que se hacen al sentir que pasa el tiempo y que la pérdida del bebé no se ha superado, es entender su sufrimiento, y la intensidad tan profunda de éste para uno o los dos miembros de la pareja. Para aclarar esta cuestión os acerco unos párrafos  parcialmente extraídos y adaptados de "Una guía para padres sufriendo un aborto: Una Memoria Demasiado Temprana", de Pat Schwiebert, RN.

La mayoría de personas suponen que perder a un bebé en el primer trimestre del embarazo es más fácil que perder a un bebé al final del período de gestación. Esto puede o no ser cierto, dependiendo de la persona. Sin embargo eso no importa, es decir, a la madre/padre comparar su sufrimiento con el de otra persona y pensar que el suyo "es menor" no va a ayudarle a que se sienta mejor. El sufrimiento por la pérdida al principio del embarazo no es necesariamente más fácil, sino que es diferente. 

El primer trimestre del embarazo puede ser un tiempo confuso  y extraño, y la madre puede encontrarse en una montaña rusa de sentimientos. En un momento se siente emocionada; al siguiente segundo se puede sentir alterada y ansiosa. Al quedarse embarazada puede sentir el cumplimiento de un deseo, y como deseo puede ser maravilloso, sin impedir que cuando se convierta en realidad aparezcan otros sentimientos o momentos breves de dudas y de cuestionarse su maternidad. La madre  es entonces cuando de repente se puede plantear preguntas como: ¿Qué le he hecho a mi vida?, ¿Seré buena madre?, ¿Me/nos llegará el dinero para alimentar al bebé?, ¿Es este el momento para estar embarazada?.

Si su bebé muere en esta etapa tan temprana del embarazo, cuando la incertidumbre es normal, el sufrir esta muerte puede añadirse a ésta confusión que ya existía y sentía la futura mamá. Y de ahí pueden aparecer nuevas confusiones, a partir de comentarios de amigos/familiares cercanos con buenas intenciones que en ocasiones expresan a los padres, a la madre, que no se sienta tan mal, y que no piense/n demasiado acerca de lo que les ha sucedido.

Parte de lo que esta madre está sintiendo son cambios hormonales que ocurren hacia el final del embarazo, sin importar que el resultado de éste (sea un parto o un aborto). Y estos cambios hormonales pueden asustar mucho a la mujer (más si desconoce que sus cambios están afectados en parte a la "revolución hormonal" que ha supuesto su estado de embarazada a  dejar de estarlo). La madre y/o el padre pueden sentirse muy solos, en una sociedad que generalmente no cree que un aborto es una gran pérdida. Puede ayudarles si sienten confianza en que sus sentimientos son ahora, en ese momento, normales y naturales para su estado de duelo por la pérdida de su bebé.

Si la persona siente que había algún problema con el embarazo desde un principio, hay papás o mamás que pueden sentir alivio después de haber perdido al bebé. A pesar de que la pérdida sigue siendo una mala noticia, ahora ya no tiene que sentir ansiedad por un embarazo con el que sentía "que algo andaba mal". Pero pocos pasos detrás de ese alivio inicial, pueden venir sensaciones de destrozo total y de culpa para esta madre. Y estas emociones, aunque pueden llegar a ser "aterradoras" y duras, son naturales y normales dentro de su proceso de pérdida.

Cuando una persona se intenta proteger de la posibilidad de sufrir y del dolor (por ejemplo intentando no vincularse con un bebé en el que parece que "algo no va bien" en su embarazo) es cerrarse a la posibilidad de ser feliz, de disfrutar (con ese embarazo). Inevitablemente cuando una persona ama profundamente deja su corazón abierto a la posibilidad de que entre el dolor de una decepción. En una u otra forma de sentir influyen muy diversos aspectos de la persona (en cada uno de los padres): antiguas experiencias de pérdidas, la personalidad de cada uno de ellos, su propia historia personal e infancia, la edad que tengan ...


Veamos a continuación algunos aspectos sobre las causas de los abortos y la vivencia de estas pérdidas de embarazo con respecto a décadas anteriores.


Existen varias razones por las cuales sufrir un aborto puede ser demasiado difícil, especialmente en el comienzo del mismo. Muchas veces el aborto empieza con sangrado, primero poco, y después en ocasiones puede llegar a bastante, produciendo un aumento gradual de la ansiedad (en la madre fundamentalmente, pero también en el padre). A veces además se acompaña de dolor, y el dolor puede ser más fuerte (magnificarse o aumentar su intensidad facilitado) si la mujer asustada por lo que todo lo que le está pasando. La madre puede tener un deseo muy intenso de detener lo que le está sucediendo, pero le dicen que no hay nada que hacer, ni nadie que le pueda ayudar a prevenir este final no deseado. Puede sentirse desesperada, impotente, molesta, dolida y muy sensible. Un minuto antes estaba embarazada, y ahora, un minuto después le han informado de que ya no lo está, que su bebé ha fallecido.

En algunos casos no ocurre ningún sangrado, y los padres solamente conocen la pérdida de su embarazo en el consultorio del ginecólogo, cuando menos se lo esperaban, sino que iba a ser un momento para todo lo contrario (pensaban que iban a ver a su bebé a través de una ecografía), de alegría, frente a la realidad de la inmensa y profunda tristeza que empiezan a sentir. El médico descubre que el bebé ha fallecido al no encontrar los latidos de su corazoncito, o al no encontrar movimiento del mismo al hacerle una sonografía (ultrasonido o ecografía). En estos casos el shock es repentino, y la muerte inesperada del bebé puede causar que la pena se intensifique.

Todas estas reacciones a la pérdida de un embarazo son en ocasiones algo diferente a la que podían sentir nuestros abuelos. Ellos no hablaban en sus conversaciones de estas pérdidas por aborto. Y no es que lo sintieran menos, ni que les importara menos que a nosotras la pérdida de su embarazo, sino que muchas de nuestras abuelas ni siquiera sabían que estaban embarazadas hasta que su período se retrasaba mucho y empezaban a sentir los primeros cambios en su cuerpo. No existían tantos avances tecnológicos como ahora, y no podían ver a sus bebés en ecografías. A veces perdían el embarazo sin saber que estaban embarazadas. En algunos casos pensaban que estaban teniendo una menstruación bastante fuerte, cuando en realidad era un aborto. Para muchas de ellas la unión y conexión entre madre e hijo/a no había empezado, y el impacto emocional era menor.

Por otra parte, con la tecnología sofisticada de reproducción, hoy en día una mujer puede saber días después de que no le haya llegado la menstruación si está o no embarazada. El ver al bebé con la ayuda de un ecógrafo y el escuchar los latidos del corazón es un momento emocionante para los padres que esperan su llegada (además de un momento clave de unión de algunos padres con su hijo/a), como un punto de cambio o establecimiento en el sentimiento de vínculo con su bebé. Así que en estos tiempos modernos uno llega a encariñarse con el bebé en una etapa del embarazo mucho más temprana que nuestras abuelas (al poder conocer antes de la existencia de nuestro bebé). Esto influye en cómo los padres sienten esta pérdida con mucha intensidad y más profundamente en estas etapas iniciales del embarazo, pues realmente la sienten como lo que es: como una pérdida de un hijo que han comenzado a amar.

Además, ahora que sabemos mucho más que nuestros abuelos acerca de la programación de los embarazos, nos hemos hecho a la idea de que también podemos controlar su resultado. Pero desafortunadamente, eso no siempre es cierto, y el descubrir esa realidad puede causarnos más dolor, ante el sentimiento de impotencia de no poder haber hecho nada para impedirlo.

Porque: ¿Qué es un aborto?. Un aborto es la pérdida de un bebé, pero también es la pérdida de un sueño, la pérdida de un futuro (junto a nuestro hijo), la pérdida de la inocencia (de sentir, creer, pensar, que todo va a ir bien), la pérdida de control, la pérdida de una relación (con un hijo perdido), la pérdida en ocasiones de la confianza de la mujer en su cuerpo, la pérdida de un "resultado" esperado: la creación de una familia junto al bebé perdido...


Cada vez que perdemos algo o a alguien en quién hemos invertido tiempo, dinero, o emociones, "penamos" esta pérdida. Así que cuando uno siente pena después de un aborto, no solamente sentirá el duelo por la pérdida de un bebé muy especial, sino también otras pérdidas relacionadas al bebé. Y mucho tiempo después de que se ha despedido inicialmente de su bebé, los problemas y preocupaciones relacionadas con esta experiencia pueden continuar perturbando especialmente a la madre (que tuvo a su bebé dentro). Por ejemplo: continua su vivo deseo de tener un bebé, una relación que está pasando dificultades con su pareja porque no sentían suficiente apoyo durante los tiempos difíciles al perder a su bebé, sentir que ya no le tiene confianza a su cuerpo, y que no existen garantías en este mundo, entre otros aspectos difíciles que puedan unirse en su vida.

Algunas emociones que puede sentir durante su duelo son: incredulidad, sentimientos depresivos (o de bajo estado de ánimo), culpa, ansiedad, soledad, pérdida de amor propio, vergüenza, amargura-rabia, desilusión, sentirse olvidadiza, pudor, desorientación y tristeza.
Al comienzo los cambios de emociones en la mujer pueden dejarla totalmente "alterada" emocionalmente. Quizá encuentre que se ríe primero, y minutos después llora a cántaros. Y hay que tener en cuenta que el proceso de duelo es totalmente personal en cada persona, es decir, cada madre y padre lo vive de una forma totalmente  personal y única (aunque comparta factores con el duelo de otras personas; es importante evitar las comparaciones con el otro miembro de la pareja o con cómo lo vivieron otras personas que conozcamos hayan pasado por este proceso) .

Existen ocasiones en que ante una persona que se enorgullece siempre de estar "bajo control" aún en las situaciones más difíciles, puede sucederle a ésta que sienta que "está perdiendo el sentido", que comience a preocuparse, y a preguntarse si "se está volviendo loca", que  sienta que su vida se está "viendo trastocada". No es así, sino que está pasando por un duro proceso natural de duelo, un proceso que es una expresión del cariño que esa persona sigue sintiendo por esa criatura que se convirtió en "una memoria demasiado temprana".

La amargura-rabia y la culpa son respuestas comunes al perder a un ser querido. Culpa por lo que siente sean realmente o imaginadas (pero lo crea y sienta así), sus propios errores y fallas. Amargura y rabia porque es una reacción normal en la búsqueda de consuelo de querer culpar a otra persona cuando uno siente que lo ha hecho todo bien y algo ha fallado. En ocasiones la familia, los amigos o los proveedores de cuidados de su salud, que no le dieron el apoyo que la mujer necesitó tras la pérdida, se convierten temporalmente en el blanco o la fuente receptora de esa amargura. A veces su pareja, por no sentir del mismo modo aquella tristeza que la mujer siente (al no sentirse acompañada en sus sentimientos, aunque la mujer sepa que él no sintió al bebé, que no lo llevó dentro y que eso influye también en su forma íntima de sentir su propia pérdida de su hijo) , o gente conocida que no reconocen la gravedad de lo que le ha pasado, que actúan como si nada ha sucedido, o  una misma por no desmoronarse, también otros padres por no darse cuenta de lo bien que se encuentran con sus hijos y sentir que no lo valoran, y las personas creyentes hasta pueden cabrearse con su Dios " por permitir que esto les suceda ".

Su tristeza también puede hacerle sentir como un ser irracional y en ocasiones con una visión egocéntrica de lo que le sucede. Solamente podrá ver sus propias necesidades, su propio dolor y su propia aflicción. Pero esto es una etapa inicial (cuya duración depende en parte de si la persona se lo trabaja en su tiempo, o si sólo deja que pase, como si el tiempo sin más, por ejemplo huyendo del dolor o negándolo, pueda curarle).
Más adelante volverá a poder tener una percepción más clara en la manera de manifestación y de cómo hacer con sus emociones. Además, podra ver con mayor claridad cómo esta pérdida puede estar afectando a otras personas cercanas a usted. Pero por ahora, en  transcurso de su proceso de duelo necesita darse permiso para sentir lo que necesita sentir y confiar en su perspectiva, para mejorar con el tiempo. Pues la única forma de mejorar es dejarse sentir, no huir de su duelo y trabajarse aquellas emociones en que se sienta atrapada (además de buscar ayuda para trabajarse conflictos emocionales que puedan estar arraigados en la infancia de la madre y que se hayan reactivado con el embarazo y la posterior pérdida de éste).



Este artículo ha sido publicado en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT el 16 de Febrero de 2012.

Tras perder a tu bebé en las primeras semanas de gestación (1)




                                                                           
Aquellos padres que han sufrido una pérdida de embarazo muy temprana (en el primer trimestre de la gestación) conocida como aborto (y que en algunos libros lo figuran como "malparto", nunca despectivamente), vivieron en un tiempo en el que su embarazo era tal vez un secreto para algunas personas de su entorno, y el cuerpo de la mamá solamente demostraba pequeñas señas de una vida creciendo dentro de ella misma.

El perder a su bebé en esas primeras semanas del embarazo puede conllevar una serie de problemas únicos que otros padres no enfrentan al haber sufrido la pérdida de un bebé nacido y fallecido con nueve meses, o a finales de tercer trimestre del embarazo. Por ejemplo, se va a encontrar sufriendo la pérdida de una pequeñita persona que nadie conocía y que los papás casi tampoco, y sin embargo seguramente ya amaban intensamente. Y pronto descubrirán esos papás que nuestra sociedad no tiene el tipo de rituales que pueden necesitar algunos padres para ayudarles a decir adiós a un pequeñín que no ha nacido y que ha fallecido en una fase muy temprana de su vida (pues tuvo una vida intrauterina) y la dificultad de la sociedad para entender emocionalmente el significado de esta pérdida perinatal.

La comprensión de este aborto como una pérdida genuina, real, como un duelo y no sólo como un evento médico que además puede considerarse benigno (desconociendo el alcance hormonal, emocional, físico y psicológico de éste, por ejemplo cuando se realiza un legrado cuando es necesario) no siempre es fácil para las personas que rodean a la madre y al padre del bebé fallecido.

Hay padres/madres para los que esta supuesta tan "pequeñita pérdida" alcanza una gran magnitud y para otros es una gran decepción, y es importante conocer que ninguna de estas respuestas es ni correcta ni incorrecta, sino natural para esa persona en concreto. Y muchas de estas personas, especialmente madres, pues son ellas quién han llevado a su bebé creciendo en su interior, como una auténtica parte de ellas mismas, pueden necesitar ayuda y apoyo, no sólo para transitar por su duelo, sino también para lidiar con éste.

La madre puede necesitar hacer un proceso en el que  la memoria de su bebé se convierta para ella en algo tangible (a la que le ha dado su espacio y tiempo), que  le permita vivir ésta como una pérdida que ha logrado superar, sin que esto signifique que lo vivencie/sienta que ha olvidado a su bebé (algo que puede sentir/creer en una fase inicial del trabajo de dicho duelo: que cuando empieza a superar esta pérdida es como si hubiese olvidado a su pequeño perdido, algo que puede temer que esté ocurriendo).
Realmente  la mamá cuando ha elaborado su pérdida de su hijo no nacido,  siente que ha hecho su proceso para superarla , y  vivencia que ahora puede seguir recordándole desde otro lugar, que no es el sufrimiento intenso y profundo de etapas anteriores de su duelo. Y para sentir así ha necesitado pasar por sus propias fases de elaboración de su  "luto".



Este artículo ha sido previamente publicado en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT el 16 de Febrero de 2012.

Criadas y Señoras


                    

     La Película                                                      El Libro          



Quiero hablaros de una película (o libro) que habla de la lucha de unas mujeres por cambiar la realidad en la que vivían. La traigo a colación especialmente por una temática sobre la que hace referencia en algunas escenas: la muerte gestacional o la pérdida de un bebé durante el embarazo.


La acción se sitúa en 1.962, en Mississippi.
Skeeter es una joven de 22 años, de la sociedad sureña que regresa de la universidad decidida a convertirse en escritora, pero que revoluciona la vida de sus amigos -y la de su pequeña ciudad- cuando se propone entrevistar a las mujeres negras que han pasado su vida cuidando a importantes familias de la zona pero sufriendo discriminación racial.


Es una película que me ha resultado conmovedora, por sus personajes y las historias de éstos. Los personajes principales son la joven escritora, que rechaza el trato de segregación racial que sufren las mujeres negras en su sociedad, así como el ser una mujer que ha de callar, y no expresar cuanto siente y piensa, pues se considera una persona que tiene mucho que expresar y aportar, que no traga los introyectos asociados a la mujer de su época (sea blanca o negra), ni los que se daban a nivel social, ni los que su madre intentaba imponerle.

La protagonista nos habla de una persona que no se conforma con lo dado a nivel social y familiar, y no huye de los conflictos, sino que encuentra los recursos emocionales y el sostén propio y de los otros significativos para hacer alienaciones e identificaciones, eligiendo a qué le dice sí y no: tomando las riendas de su propia vida y el camino que elige construirse a través de sus elecciones.

Refleja la lucha por cambiar algo que provoca odios y dolor, por construir un mundo más justo, por unos derechos como personas, eliminando diferencias raciales, sin rendirse ante el miedo a lo que ésto llevará y ante lo que tendrán que enfrentarse.

En esta película, aunque no es la temática principal, aparecen escenas en las que LOS DUELOS POR LOS HIJOS PERDIDOS ANTES DE NACER  (durante su gestación), dejan huella en estas mujeres, y se convierten en un motivo de cambio, cuando dejan de guardarse como un secreto, se habla de ellos, y se le consigue dar a éstos, un espacio (emocional y físico) especial para la madre (y su pareja; e incluso para los que reconocen a nivel el valor que tienen estas pérdidas para quiénes las sufren). Me ha gustado ver la sensibilidad de una madre, que hace una cajita para sus bebitos perdidos, en sus sucesivas pérdidas, las pone en su jardín, y les planta con un arbolito que siga creciendo a modo simbólico (como lo hubiera hecho su fetito su no hubiera fallecido) y el efecto de hablar, no guardar en secreto estas pérdidas y poder compartirlas.


Igualmente destaca el papel que la autoestima tiene en las personas. Recuerdo esa frase que le dice una de las protagonistas criada negra a "su niña" blanca a la que cuida: "no olvides lo que te he dicho: tú eres inteligente, tú eres guapa y tú eres importante". Destaca la importancia del amor, los gestos de cariño, tomar a los hijos en brazos, hacerles sentirse valorados por parte de las figuras maternales (padre o madre, añado yo), frente a una ausencia emocional y una existencia normativa exclusiva en el hogar parental. Hace ver cómo cuando una persona, recibe este trato amoroso, siente el aprecio de las personas que le quieren, puede llegar a desarrollar/sentir un sentido de autorespeto,  llevándole a encontrar la fuerza para enfrentarse a situaciones de violencia y decir un NO fuerte a ésta, no permitiendo más que le agredan (como en el caso de las terapias que se realizan con una mujer víctima violencia de género).   



... Me ha encantado la movilización de los personajes, cómo hacen y no se quedan en el intentarlo sólo, la lucha de éstas mujeres, el mensaje que nos transmiten. Cómo el de que el cambio empieza por una/o misma/o influenciando a quiénes están en el campo emocional-personal de esta persona, las reflexiones que provoca en esos otros,  e incluso llegando finalmente a un cambio social, junto con el aprendizaje a nivel emocional (el desarrollo personal que vivencian), en principio individual, y a la larga de toda una sociedad. Me ha emocionado, ver cómo los personajes que conforman esta historia basada en experiencias reales de un tiempo cercano (sólo 5 décadas nos distancian), recorren este camino del cambio (afrontando sus propios miedos, formas de pensar-reaccionar automáticas, obsoletas y que ya no les sirven para conseguir lo que necesitan).



Hay un mensaje que la cuidadora negra de la protagonista escritora, le dice a ésta: "cada día que amanecemos tenemos que tomar decisiones, hasta el último día, el de nuestra muerte, ¿vas a estar creyéndote cada día lo que te dicen personas que no te conocen, a las que no les importas?, o su "la belleza no está en el exterior, sino en lo que cada uno llevamos dentro", junto con el hacer sentir confianza en uno mismo, y potenciar las "varillas de acero" (las creencias positivas sinceras), que vemos en cada niño. Me he quedado con una frase que dice, algo así como:  "Yo creo en ti, tú  eres diferente, vas a hacer mucho, sino démosle tiempo al tiempo".




Este artículo ha sido publicado en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT el 26 de Mayo de 2012. 

El mundo emocional comienza en el útero




* "El niño que nace ya tiene un pasado de 9 meses" OMAEP (Organización Mundial de Asociaciones de Educación Prenatal).

* "La capacidad de amar depende, en gran parte, de las experiencia fetales y de las experiencias en torno al nacimiento" Michel Odent

* "Para cambiar el mundo hay que cambiar la manera de nacer". Michel Odent


Artículo publicado en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT el pasado 17 de Septiembre de 2012.

Diferencias antropológicas en los patrones de crianza






Las hermosas y emotivas imágenes de este vídeo plasman diferentes vivencias de la maternidad (y los patrones de crianza que se intuye detrás de éstas),  el reflejo de cómo ésta no es igualmente vivida en todas las culturas y sociedades, sino que está influenciada por los valores de aquella en la que vive y se desarrolla el bebé.

sábado, 20 de octubre de 2012

Neurobiología del Parto y del Apego por Ibone Olza




En este post comparto con vosotros un vídeo de una conferencia de Ibone Olza, Psiquiatra Infantil y Perinatal, en el Congreso Internacional Virtual de Matronas, en junio 2011, titulada Neurobiología del Parto.

En esta conferencia desarrolla ampliamente conceptos como:
-La neurobiología del apego,
-La psicología del parto, y
-La psicopatología (o alteraciones que pueden provocar psicopatología en todo el proceso del parto y de esta forma en el inicio del proceso de apego madre-recién nacido).





Nota: Este vídeo ha sido publicado anteriormente en CENTRO DE PSICOLOGÍA GESTALT el  4 de Octubre de 2012

La Psicología Perinatal




Este es un blog dirigido a los diferentes aspectos de intervención de la Psicología Perinatal, sin embargo, ¿Qué es la Psicología Perinatal?, ¿por qué esta es un área de intervención especializada en la Psicología?. Para contestaros a esta pregunta tomo prestado de un artículo escrito por la  Psicóloga Perinatal, Sara Jort Povea, a partir del cual puso las bases de su Taller de  “Aproximación a la Psicología Perinatal” (que realicé los días 21, 22 y 23 de septiembre de 2012), con la APTGD (Asociación de Psicólogos y Terapeutas Gestalt para el Desarrollo).



¿Qué es la Psicología Perinatal?

La  Psicología Perinatal es una especialidad de la Psicología que se dedica al ámbito de la concepción, embarazo, parto, postparto y crianza durante los primeros años de la vida del bebé.

Tiene especial interés en el vínculo que se establece entre la madre y su bebé así como la función del padre en este importante proceso. Es su objetivo promover y proteger la salud de la madre  y del recién nacido, así como de la familia durante este importante período.



La persona dedicada profesionalmente a la Psicología Perinatal es Licenciada en Psicología con formación en psicología de la salud, y muy concretamente con conocimientos sobre fisiología y la clínica del período perinatal. Es necesario además tener formación psicoterapéutica para realizar intervención terapéutica.

Personalmente, esta profesional considera que es fundamental poseer conocimientos en Psicología de Género, y en el área de la Psicología Evolutiva ya que tenemos en cuenta siempre al bebé.
La psicóloga perinatal trabaja en la prevención e intervención tanto de manera individual como en grupo.

Algunos de los temas que puede tratar son las dificultades en la concepción, reducción y/o prevención de ansiedad, miedo durante el embarazo y frente al parto, proceso emocional en el embarazo y el postparto, consciencia e intregración del parto y/o cesárea, pérdida gestacional y perinatal, parto traumático, dificultades en la vinculación con el bebé, depresión postparto, aspectos psicológicos relacionados con la lactancia materna, adaptación y crecimiento personal desde la maternidad/paternidad, crianza, etc.


¿El por qué de la Psicología Perinatal?

La maternidad/paternidad es un suceso vital que da lugar a una transición, es un período que se caracteriza por cambios a nivel emocional, familiar, de pareja, social, etc. Convertirnos en madre y/o padre es un acontecimiento trascendental que marca la vida de una persona, que produce una transformación y requiere adaptarse a la nueva situación.

En la actualidad es ampliamente sabido que el bebé nace con sus capacidades cognitivas y motoras dispuestas para, en su primer año multiplicarse exponencialmente. Su estructura cerebral está especialmente preparada para la empatía, el contacto, la conducta social, sentir placer, y sus habilidades básicas para cubrir su supervivencia, la succión, el llanto cuando se separa de su cuidador/a, etc. La genética del bebé se activará mediante la experiencia, por lo que serán importantes sus primeras vivencias, el cuidado que recibe y su entorno.

Por lo tanto, comprendemos que este período vital en la vida de las personas debe estar protegido y cuidado para que se desarrolle de una manera saludable para todas las personas que lo protagonizan: mamá, papá y bebé.



Nota: Este artículo fue publicado en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT el 25 de Septiembre de 2012

Superando un aborto (3)





Superar la interrupción de un embarazo puede suponer pasar por un verdadero duelo. La manera de "encajar" y superar un aborto es totalmente personal y depende de la personalidad y de las circunstancias de cada mujer. En esta entrada voy a hablaros de la superación del aborto, fundamentalmente en el duelo que pasa la embarazada, sin negar la importancia del que pasa su pareja, el padre del niño que han perdido, aunque me centre en este post en la figura de la madre.

-Hay una serie de sentimientos, pensamientos y reacciones que pueden darse en el transcurso normal de un duelo, aunque no necesariamente en el órden que vamos a nombrar a continuación (y no todas las mujeres "transcurren" por todas estas etapas).

La primera reacción que tiene una embarazada al confirmarle la noticia que posiblemente tema antes de escucharla, que va a sufrir o ha sufrido un aborto, es de desconcierto, incredulidad y en ocasiones de negación. No se lo acaba de creer. Y necesitará un tiempo para "digerir" tan trágica noticia y poder ir asumiéndola.

Después, quizás en el proceso, se enfadará (rabia-agresividad emocional/verbal), pudiéndole surgir preguntas como: ¿por qué me tiene que pasar precisamente a mí?, ¿por qué ella sí puede estar embarazada y yo no?....

Quizás llegue a sentir culpabilidad, llegándose a preguntar si es que ha hecho algo malo: ¿Le habrá afectado al bebé que fumara?, ¿debería no haber probado ni gota de alcohol?, ¿Le habrá dañado al feto que me haya tomado un medicamento antes de saber que estaba embarazada?, ¿Será un castigo por el aborto provocado de hace unos años?, ¿No debería haber trabajado tanto?... Posteriormente puede sentir pura tristeza y resignación ante lo sucedido.

E incluso si elabora su duelo, finalmente podrá sentir aceptación, alegría o agradecimiento por lo vivido con la existencia de su bebé y un crecimiento personal que le permitirá continuar con la vida y con su proyecto perdido de dar vida.

-Existen estudios que demuestran que a las mujeres les conviene superar un aborto en compañía de su pareja. No hay nadie más adecuado para escuchar, sostener, y acompañar emocionalmente a la mujer que ha perdido a su bebé, pues es lo que suele necesitar ésta. Por ello muchas mujeres necesitan involucrar a su pareja en las visitas posteriores al ginecólogo (para revisiones tras un legrado, por ejemplo). Así mismo, amigas, hermanas o la propia madre pueden ayudar escuchándola en su dolor y entendiendo su necesidad de expresar éste. Para la mujer hablar con alguien que la entienda es como "quitarse un pequeño peso de encima, de su alma".
    
-No es bueno que comparen su dolor con el de otras mujeres que han abortado (su dolor ni es mayor ni menor, sino sencillamente "suyo", es ella quién lo vive, y comparar con el de otras mujeres que han sufrido pérdidas no es apoyarla, sino interrumpir la expresión de aquello que tanto necesita sacar: su sufrimiento. Conforme la mujer va pudiendo "escuchar" podrá ver/darse cuenta de que es un dolor que otras madres y padres han sufrido, antes no (no por ejemplo en la fase de rabia).

-El proceso de duelo y superación de un aborto puede verse perturbado por terceras personas, al hacerle comentarios de incomprensión a la madre que hace nada estaba embarazada, y aún no ha asumido su pérdida. Más cuando éstos proceden de su pareja o de personas muy cercanas emocionalmente a ellas. Sin embargo ayuda hablar con éstas personas para entender qué les está sucediendo, pues puede ser su propia forma de elaborar su duelo.
Por ejemplo, para el padre puede también estar siendo difícil, sin embargo puede haber optado por el "silencio", y por creer que de lo contrario agobiaría a su pareja con sus sentimientos (o le cuesta expresar la pena o sus otros sentimientos que pueda estar vivenciando), mientras que quizás a la mujer le gustaría más hablar sobre la pérdida que han sufrido, y poder conocer los sentimientos de su pareja.
Quizás los amigos o familiares más cercanos (como abuelos, tíos/as) consideren que el tema es demasiado personal o delicado (o no puedan afrontar sus propios sentimientos, y utilicen el silencio con los padres, a modo de "huida" de éstos y de no tener que confrontarse con ellos). O pueden hacer comentarios nada acertados, con los que la mujer siente que no le entienden en su perdida, del tipo: "Deberías alegrarte, porque el bebé no hubiera salido normal", o bien: "Bueno, pero al menos ya tienes un hijo". O puede que intenten apoyar a la mujer con un ¡Todavía eres joven. Puedes tener todos los hijos que quieras. Inténtalo de nuevo!. Comentarios, todos ellos, bienintencionados, pero que no ayudan en lo más mínimo.

-Es importante que la pareja y la gente del entorno social/familiar de la ex embarazada sepan que, después de tres meses, ésta todavía necesita hablar de vez en cuando del aborto porque los recuerdos le atormentan a momentos, o que aunque incomprensiblemente para ellos, algunas veces no se sienta con ánimos de hacer nada, aunque ni ella misma sepa por qué o qué la pasa.

-Recursos que pueden ayudar, son:
- que la mujer pueda hablar con otras mujeres que han pasado por el mismo proceso,
- también puede aliviar escribir sobre todos los sentimientos que vive, y llevar un diario,
- además de los que más arriba he nombrado (contar con el apoyo y comprensión de la pareja), u otros aportados en las anteriores entradas (Superando un aborto 1, y 2) sobre la superación de la pérdida de un embarazo (que tal vez te interese volver a revisar).


Nota: Artículo publicado en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT el 19 de Enero de 2012

Superando un aborto (2)





Con el primer artículo referido a la pérdida de un embarazo, os hablé del proceso por el que pasa una mujer tras sufrir un aborto. En esta entrada quiero continuar ofreciendo información al respecto de un proceso particular como es el legrado a través del cual la mujer pone fin al embarazo cuando el feto no es expulsado de forma natural, sino que es retenido en su útero. Así mismo, quiero ponerle palabras a sensaciones, sentimientos y a experiencias (de las que puede sentir dificultad para verbalizar y expresar, además de sentir incomprensión al respecto) sobre las fases por las que pasa la mujer en ese proceso de duelo y en la elaboración de la pérdida de su bebé y que sin embargo desconoce que forman parte de las sucesivas etapas en la elaboración del duelo los meses posteriores a la pérdida de su embarazo.
  
Así, os acerco unos contenidos de "La cuna vacía" (M.A. Claramunt, M.Álvarez, R.Jové y E.Santos) en los que cuatro expertos, desde diferentes perspectivas, realizan su aportación respecto al acompañamiento con aquellos padres y madres que pierden un bebé, un hijo, que no llega a nacer por su pérdida en algún momento del embarazo.

   Aspectos de los que quiero hablar aquí, pues de es muy positivo no sólo estar informado, sino el poder hablarlos en caso de estar pasando por esta dolorosa experiencia, y que puede ayudar/facilitar el conocerlos, al acompañamiento y apoyo a una mujer (y también para un hombre) que se encuentran en el proceso de afrontamiento/elaboración de la pérdida de su hijo no nacido y de la paralización de la formación de la identidad de madre que se estaba construyendo con el embarazo.


*   "Legrado no es sinónimo de final del embarazo. Igual que en una cesárea realizada sin mediar trabajo de parto, habrá dolorosos entuertos producidos por un cuerpo que lucha por cumplir con su instinto natural. Sea mediante un miniparto natural o artificial vía legrado, el sangrado durará unos días".


          La sensación emocional en un hospital en el que la mujer a su llegada, comienza por adquirir la vestimenta propia de un hospital, le toman una vía, le dan oxitocina para producir contracciones que faciliten la apertura del útero, la salida del feto o la extracción del mismo cuando se llegue al legrado, le llevan a quirófano, sale y siente que le han quitado a su bebé ... todo ello es vivido como un miniparto pero en el que se va a casa sin tu niño, sino todo lo contrario. 
A la madre le han tenido que extraer su hijo no nacido, sin que ella lo deseara. Además, sigue sangrando días después, como en un parto natural, y se va a casa, tomando medicación para cerrar su útero como si hubiera parido... Aunque con el dolor de que realmente no ha sido un parto y que la mujer no siente la felicidad de llevarse consigo a su bebé en brazos para cuidarlo. Sensaciones, emociones, que la madre aunque puede compartirlas con su pareja y sus seres amados, siente a solas, pues es en su cuerpo y en su mente dónde las vive.

  
*   "El cuerpo ni siquiera asume que el final del aborto coincide con el final del sangrado. Todavía durante unas semanas correrá por las venas de la mujer la hormona HCG, responsable de que el test de embarazo dé positivo. Puede tardar en desaparecer hasta dos meses después de la pérdida. Paradójicamente, una mujer que se haga un test de embarazo después de perder uno, dará positivo. Esto supondrá un baile hormonal en un cuerpo que todavía no ha superado el estatus de embarazo y ya intenta reanudar sus ciclos".


           Este es uno de los aspectos, junto con la "recuperación" no sólo física, sino también emocional que supone la elaboración de la pérdida del hijo no nacido, que influyen en que se recomiende a los padres que no intenten quedarse embarazados de nuevo hasta dos-tres meses después del aborto (para darse un tiempo antes del siguiente embarazo para "digerir" emocionalmente lo ocurrido. Pues aunque la mujer pueda tener disponibilidad física para quedarse embarazada nuevamente, durante un tiempo los meses posteriores al aborto puede estar más sensible emocionalmente y necesitar más apoyo los meses posteriores a la pérdida del embarazo.
Sin embargo es habitual, que tras una pérdida gestacional, la madre (y en ocasiones también el padre) quiera ponerse si pudiera "ya" a buscar otro bebé (aunque pueda ser incomprensible para los otros, en nuestra sociedad, si no entienden las emociones de la mujer en ese momento). No como deseo de sustituir o reemplazar a su anterior hijo, sino por la fuerte llamada de la maternidad que siente y más en ese momento en que su cuerpo estaba preparado con toda su fuerza para ser madre, y su deseo "grita" sin haberse ido con su aborto. Es una etapa dura en la que además sigue influenciando el que las hormonas del embarazo no se han acabado tras el legrado.


*    "Es como si la persona, a través de los distintos subsistemas que conforman su ser, fuera iniciando pequeños duelos, en la medida en que va siendo consciente de la pérdida. Cada mes que pasa, la madre va tachando mentalmente las semanas que faltan para la fecha probable del parto, hasta que llega el día. Es tan doloroso darse cuenta de que ese día, en el que probablemente habría parido y tendría a su hijo en sus brazos, y no podrá ser...Pero es como si se hubiera cerrado un ciclo, como si lo hubiera perdido definitivamente. No habrá ningún milagro, ninguna cigüeña vendrá y pondrá en sus brazos un bebé sano, como seguramente escuchó que ocurriría. Termina la fantasía y no queda más remedio que aferrarse, un día más, a la realidad".


        Como nombré en la anterior entrada sobre la superación de un aborto, este es un momento en que de nada sirven los consejos y frases bienintencionadas que en parte sólo suenan a hueco, cuando lo que la mujer necesita es sentirse acogida, escuchada, poder hablar (aunque sea una vez más de algo que "parece lo mismo" al pasar un mes más). En ocasiones puede suceder que ni siquiera sirven las palabras, sino que lo que ayuda es un momento de un silencio cómplice, o entrar en el mundo de las emociones, de los abrazos, del poder soltar las lágrimas y afrontar nuestras emociones.
Esta necesidad se hace más evidente, cuando la mujer ha vivido varios embarazos muy próximos en el tiempo, con sus respectivos abortos y pérdidas, en los que éstas se convierten en una tempestad emocional, difícil de digerir. Hasta el punto de que la mujer puede necesitar apoyo (de su pareja y profesional) para transitar por esta etapa de pleno dolor, para darse permiso para sentirlo, sacar el dolor tan íntimo que siente, y después darse permiso para despedirse y dejar ir a sus pérdidas, cuando llegue el momento, no antes. Para así poder continuar...


Nota: Artículo publicado en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT el 21 de Noviembre de 2011
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